Basílica de Santa Lucía del Trampal (Alcuéscar, Cáceres, España)

Único vestigio de arquitectura hipano-visigoda del sur de la Península.

Antigua basílica, hoy ermita, se sitúa a escasos metros del manantial de El Trampal, al que debe su nombre, en un paraje de gran belleza en la falda de la Sierra del Centinela.

Aunque siempre ha sido conocida y tuvo uso hasta finales del siglo XIX, época en la que aún se celebraban oficios religiosos y era destino de una romería, no se ha reconocido su valor histórico artístico hasta los años 80, momento en la que estaba ya en muy mal estado de conservación, aunque aún en pie protegida por los matorrales. En el paraje se han encontrado restos anteriores a la romanización, por lo que se trata de un lugar de carácter religioso que en su momento estaba dedicado a la deidad prerromana Ataecina, como se puede comprobar en inscripciones de numerosos sillares que fueron reutilizados en la construcción de esta ermita. Otros sillares contienen inscripciones que hacen referencia a la ciudad cetibérica de Turóbriga.

Fue sacada a la luz en 1981 por Juan Rosco, investigada y restaurada en varias campañas hasta 1990, siendo declarada monumento histórico artístico en 1993. Se sabe que estaba incluida dentro de un gran entorno de origen anterior, siendo parte probablemente de un convento de monjes templarios.

Construida en torno al segundo tercio del siglo VII, está considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura hispano-visigoda de toda la Península, siendo la única de época visigoda que permanece en pie en el área sur de la misma.

Su estructura es la más compleja que ha llegado a nosotros de aquel período, como si fuera un compendio de todos los tipos de iglesia que se fueron probando e incluyendo algunas características especiales que se reflejarían posteriormente en el arte asturiano. La parte más destacable es la cabecera y el crucero, pertenecientes a la antigua basílica, constando el resto de añadidos posteriores.

La planta es basilical de tres naves, siendo muy estrechas las laterales, en su momento separadas por pilares que han desaparecido, hoy en día gracias a arcos ojivales posteriores. Aunque la cubierta original se ha perdido, se cree que estaría cubierta por bóvedas como en San Pedro de la Nave y Santa María de Melque. Este cuerpo de la iglesia pertenece posiblemente a los siglos XIV o XV por sus arcos fajones apuntados y su techumbre a dos aguas.

Tiene un seudocrucero y tres cabeceras separadas, cada una con una ventana en arco de herradura que en su momento estaría cubierta con celosías de mármol, formando una estructura semejante a la de San Juan de Baños (Palencia), aunque aquí el crucero sobresale de las cabeceras. Desde el crucero se accedía a la nave central por un coro más estrecho que la propia nave; además el crucero está comunicado con dos aposentos laterales de función aún desconocida, pero no con las naves laterales, aunque se cree que estaría cubiertas sobre bóvedas con alquerías adosadas a los muros, siendo también un modelo que se ensayaría en el arte asturiano. El crucero tenía siete tramos, los tres que están delante de las cabeceras estaban cubiertos por cimborrios mientras que los otros cuatro tenían bóvedas de cañón sobre arcos de herradura a modo de arcos fajones, sobre columnas con capiteles. Es este tipo de bóveda el que aparece posteriormente en el arte asturiano.

La cabecera visigoda está construida con sillería perfectamente cuadrada, lo que demuestra el empeño constructivo de la obra. La bóveda del crucero descansa sobre doce columnas monolíticas con seis arcos transversales de herradura. En el acceso al crucero y en los que dan paso a los ábsides, se puede advertir en los muros unas rozas verticales en las que estarían alojados canceles que diferenciarían los respectivos ámbitos del culto.

Las puertas estaban en los costado, como solía suceder en las basílicas norteafricanas, quedando también restos de habitaciones y pórticos laterales hoy desaparecidos. Es interesante observar que las puertas eran adinteladas con arcos de descarga en ladrillo, como en las asturianas. Otro detalle curioso es que las puertas no tenían quicios ni soportes, por lo que estarían siempre abiertas hacia esos compartimentos laterales.

En el entorno existieron otras construcciones de la misma época, la más importante es la iglesia de Santiago, hoy desaparecida, entre cuyas ruinas se han encontrado mármoles similares a los que tiene Santa Lucía; también han aparecido edificios con su misma orientación y anchura que denotan la existencia de un conjunto monástico.

Dadas sus características estructurales y decorativas, muy semejantes a San Juan de Baños, así como su situación en una zona que no fue reconquistada hasta el siglo XII y teniendo en cuenta la prohibición de construir edificios cristianos en zona árabe, se debe desechar la posibilidad de que fuera de época mozárabe. Tampoco tiene fundamento la hipótesis de que se tratase de una iglesia arriana por sus tres cabeceras, ya que estas son muy semejantes a obras construidas por Recesvinto y, por lo tanto, de indudable abscripción católica. Por todo ello no puede ser más que una iglesia monacal visigoda de la segunda mitad del siglo VII tratándose de un modelo de transición entre los tipos de iglesia paleocristiana, norteafricana y arriana, anteriores a la conversión de Recaredo y las conocidas cruciformes del arte toledano de finales del siglo VII.

DATOS PRÁCTICOS

LOCALIZACIÓN: Se encuentra a unos 5 Km del pueblo de Alcuéscar en la provincia de Cáceres. El camino está señalizado desde el mismo pueblo.

HORARIO: De martes a sábado de 10 a 14 y de 16 a 19. En verano, de 10 a 14 y de 17 a 20. Domingos de 10 a 14 horas.

PRECIO: Visita gratuita. Hay centro de recepción e interpretación.

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